Carta a Mi Misma
¿Qué pasaría si mañana fuese ESE día?
¿Qué pasaría si mañana fuera el día que llevas esperando tanto tiempo? ¿Qué pasaría si mañana fuera el último día que tienes para cambiar? ¿Estarías preparada para afrontarlo? ¿Estarías preparada para cuidar de todos o solo serías una estúpida carga como llevas siendo toda tu vida?
¿Por qué lo haces? ¿Por qué no puedes centrarte? Presumes de ser una luchadora, presumes de ser capaz de hacer cosas en la mitad de tiempo que los demás, dices que tu cualidad más destacable es la fuerza de voluntad para hacer y conseguir lo que quieres, lo que te importa y ¿qué es lo que has hecho hoy? ¿Qué es lo que hiciste ayer? Solo hay dos opciones: o no tienes tanta fuerza de voluntad como presumes o no te importa lo suficiente, en cuyo caso tu vida, tus sueños y esperanzas son una gran mentira. ¿Es eso? ¿Todo es una gran mentira? ¿Te conformarás con sacar un 7 o con sacar 5, con llevar una vida normal? Si mañana fuera ese día y tú perdieras la oportunidad de ser feliz… ¿Te lo perdonarías? ¿Podrías vivir con ese peso? y en caso de que sí ¿y los demás?… ¿Crees que seguirían queriendo a alguien que se rinde, que se dio por vencida? ¿Cómo crees que te mirarán? ¿Cómo crees que se sentirán? No digas no me importa…porque si te importa, sino no estarías haciendo esto. ¿Qué es lo que tienes que cambiar? ¿Dos cosas? ¿Cuatro? ¿Qué es eso en comparación a todo lo que has tenido que hacer para llegar a dónde estás? ¿Te acuerdas de cuando empezaste a entrenar? El dolor que pasaste, todas las lágrimas y las agujetas, cada día que no podías levantarte… ¿No ha valió la pena? Estabas a punto de conseguir una de tus metas y ¿qué haces? Te paras, retrocedes, te rindes. No ves los avances, solo ves lo malo, no eres optimista, eres derrotista, no eres exigente, eres cruel contigo misma, no te quieres, no te importas, crees que estás muerta y que ya no le importas a nadie, pero ¿y toda esa gente que está ahí diciéndote que te quiere, que le importas, que no te rindas?… ¿Ellos no cuentan? ¿Por qué has dejado de luchar? Te has acostumbrado a ser una vaga, a que los demás hagan las cosas por ti, a que mañana tienes tiempo de hacer las cosas que no has hecho hoy. Te has acostumbrado a que te lo den todo hecho, tú no vives, viven por ti. ¿Qué te ha pasado? Cuando te conocí no te rendías por nada, cuando te conocí… si hubieras estado tan cerca de conseguir tu sueño habrías luchado con más fuerza para lograrlo, no al revés. ¿Te acuerdas de aquella vez, en la que tenías que correr 12 minutos seguidos? ¿Te acuerdas de lo cansada que estabas? ¿De que no tenías fuerzas para seguir? ¿Qué creíste que no se terminaría nunca? ¿Recuerdas aquella voz? «No te rindas… aguanta un poco más» decía y tú no te paraste, corriste más rápido, corriste hasta que tus piernas no pudieron más, hasta que dejaste de sentirlas. ¿Crees que todo son casualidades? Tu emociones, las persona que conoces, lo bien que llevas el curso… nada ocurre porque sí y tu deberías saberlo mejor que nadie. Tú decides como recibirás las nuevas oportunidades, triste y decepcionada contigo misma o radiante y contenta, orgullosa de ti misma porque no te has rendido, porque has aguantado hasta el final. Ya no es la enfermedad, eres tú, ya no es tu padre o la familia, ya no es él o la gente, ya no tienes a quien echarle la culpa más que a ti, solo quedas tú. ¿Por qué te decepcionas a ti misma, por qué te haces esto? ¿No crees que la vida te ha dado suficientes palos como para que te golpees a ti misma como una estúpida? Sí, te duele; sí, te destruye por dentro; te desgarra y sangras en forma de lágrimas; mil puñaladas duelen menos… Pero tú no aprendes con caricias ¿verdad? Solo me queda romperte, romperte de nuevo, romperte y reconstruirte otra vez. Y lloraré contigo y gritaré desde tu alma, pero puedes hacerlo, puedes cambiar, solo una vez más… una vez más. No te rindas. Aguanta un poco más, ya falta poco. Muy poco. Quizá mañana sea ese día que llevas esperando tanto tiempo…