Cierra Bien la Puerta

Se estaba duchando tranquilamente cuando la puerta del baño se abrió despacio. Ella preguntó “¿Eres tú, amor?” Y una voz contestó “sí”. Sonrió y dijo algo en tono provocador que se perdió en el vaho del baño al quedar sin respuesta. Por el rabillo del ojo observó como una figura distorsionada por las gotas de agua, se formaba detrás de la mampara y en su mente juguetona y alegre, pensó que sería su esposo que venía a ducharse con ella. Abrió la puerta con una sonrisa pícara en los labios, pero antes de que pudiera decir nada, esta se borró de sus labios al comprobar que en realidad, aquella figura era un hombre retorcido, que sonreía con maldad, mientras en su mano derecha sujetaba la cabeza de su esposo.

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Tamar Sandoval