La Madrugada
Era de madrugada y yo estaba preparando la comida para que mi marido se la llevase al trabajo. De pronto, oí un ruido en el pasillo y al mirar le vi allí de pie, con la mirada perdida, el pelo revuelto y unas ojeras enormes. Le pregunté si le había despertado, a lo que él respondió medio dormido que no, que solamente necesitaba ir al baño. Entre risas le comenté que me había dado un susto de muerte y escuché como se reía. Luego, luego hablando sobre el desayuno le acompañé a la habitación, donde pude ver tirado en la cama a mi marido durmiendo.
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